Para empezar la de Otto Rank, díscipulo de Freud. En el Apéndice (pág 97, Alianza Editorial) dice:
Nietzsche, al que también en este sector hemos de reconocer como precursor
directo del psicoanálisis, descubre análogas relaciones del sueño con la vida
despierta.
Más adelante, en la misma sección (pág 106), añade:
Pero la más amplia anticipación que de las teorías psicoanalíticas sobre el
sueño podemos hallar en la literatura, nos es ofrecida nuevamente por Nietzsche en un paisaje de Aurora, titulado "Vivir e imaginar", en el que se queda reconocido el sueño como un medio de la satisfacción alucinatoria de los instintos: "Acaso esta crueldad del azar [la satisfacción de los instinto] se nos representaría con colores aún más vivos si todos los instintos pudiesen ser satisfechos tan fundamentalmente como el hambre, que no se contenta con alimentos soñados; pero la parte más considerable de los instintos, esto es, lo que llamamos morales, se satisface con ello, si es lícito suponer que nuestros sueños poseen el valor y el sentido de una compensación, hasta cierto grado, de la falta accidental de tal ‘alimento’ durante el día… Estas imaginaciones [del sueño] que proporcionan a nuestros instintos… un campo de acción y una descarga -y todo el mundo puede presentar ejemplos concluyentes- son interpretaciones de nuestras excitaciones nerviosas durante el reposo, interpretaciones muy libres y muy arbitrarias… Si este texto, que, en general, suele ser el mismo una noche que otra, recibe comentarios tan variados y si la razón creadora se representa hoy, para idénticas excitaciones nerviosas, causas distintas de las de ayer, ello se debe a que el apuntador de dicha razón ha sido otro distinto del de ayer, otro instinto que se hallaba hoy en su más viva pleamar y quería satisfacerse, emplearse, ejercitarse y descargarse".
Como dice Otto Rank en una nota al final del libro en referencia a este fragmento de Aurora, “Esta teoría coincide esencialmente con la de los sueños típicos”. El psicoanalista cita de nuevo a Nietzsche al principio de la segunda parte del Apéndice, titulada: “El sueño y el mito”, con estas palabras (pág. 122): “El sueño nos sitúa en lejanos estados de la civilización humana y nos da, de este modo, un medio de comprenderlos mejor”.
Finalmente, el mismo Freud, en la página 181 dice:
Sospechamos ya cuán acertada es la opinión de Nietzsche de que el “sueño
continúa un estado primitivo de la Humanidad, al que apenas podemos llegar por un camino directo”.
Queda constatado, pues, sin lugar a dudas, el influjo de Nietzsche sobre el psicoanálisis. Quien sabe si haya sido su principal inspirador. Y esto sólo es un botón de lo que el pensamiento de este filósofo -o debería llamar despertador o demoledor y arquitecto constructor- ha supuesto.
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