viernes, mayo 30, 2008

Pepe busca su suerte

Pepe (PP) tiene suerte. Mejor dicho, sabe buscarla. Si hubiera padecido su actual crisis justo antes de una elecciones generales... no la habría padecido. Porque Pepe sabe cuándo sufrir sus crisis. Según el CIS, el PSOE aventaja al Pepe el doble en intención de voto que la distancia que alejaba a ambos contrincantes en las generales del 9 de marzo. Para ello, Pepe baja y PSOE se mantiene. El trabajo de campo de la susodicha encuesta se llevó a cabo a finales de abril, cuando la dirección nacional de Pepe empezaba a zozobrar.

Mientras tanto, al PSOE le va a las mil maravillas. Tejen y destejen a sus anchas y aun se permiten el lujo de dar un toque de atención al Pepe para que abandone sus luchas internas y se meta en el papel que le ha tocado (ahora sólo en manos de la prensa -¡estamos salvados, pues!). Pues el PSOE que no se duerma, porque no ha subido y que no crea que los votantes defraudados por la crisis de Pepe optasen por ellos. Los peperos son fieles. Como mucho, se abstendrían.

[No creo -¡qué desgracia!- que esta crisis degenere en un desgarre interno tal que finalice con una escisión de Pepe, aunque si continúan los batacazos a la larga todo se andará. Así mueren y nacen partidos.]

Tribu aislada

¡Ojito! Resulta que existen otros seres diferentes a nosotros. Debemos protegernos de ellos, en especial, de los sentineleses -que parecen muy agresivos-, pero también de otra tribu que han fotografiado hace poco en la selva amazónica, entre Brasil y Perú, y de otra más en la jungla peruana. Si permitimos el contacto pereceremos. Mejor que no nos vuelvan a ver, que se imaginen que somos dioses o, mejor aún, demonios. Sólo así estaremos a salvo de su influencia vil. ¡Pueblo civilizado, aguzad los oídos y la vista, alerta!

lunes, mayo 26, 2008

¿Por qué interesa Marte?

Marte interesa desde tiempos inmemoriales. Antes de que la humanidad conociera que entre este planeta y la Tierra existen ciertas similitudes, nuestros antepasados ya habían mostrado admiración por el astro. Quizás, por su movimiento retrógrado. Quizás por su color bermellón. Lo desconocido nos atrae y tendemos a explorarlo. Hoy día esta devoción no ha menguado, sino lo contrario. Más que nada -presumo- por las expectativas depositadas en la posibilidad de que Marte albergue vida.

Este extremo no es una idea peregrina. La sonda norteamericana Phoenix, que acaba de aterrizar en el planeta, busca vida primitiva. Y no es la primera. Hace unos 30 años, las también norteamericanas Viking I y II analizaron muestras de la superficie marciana para determinar si había vida. El resultado de los experimentos dio positivo. Sí, como lo leéis, po-si-ti-vo. Sin embargo, al poco, los científicos interpretaron que las pruebas no podían concluir la existencia de vida porque, sencillamente, habían estado mal diseñadas. Esos mismos resultados, argumentaron, podían obtenerse con muestras exentas de vida. Por lo tanto, estimaron prudente no precipitarse en la proclamación de que en Marte hubiera vida.

Como he dicho, la sonda Phoenix busca también vida. Esperemos que tres décadas y los fallos de diseño de las Viking hayan servido para algo. Que luego no nos vengan con “es que…” o “pero…” No obstante, peligros hay. Las naves que amartizaron hace años, sobre todo las rusas, se posaron sobre el planeta "contaminadas" con vida de la Tierra. Hay quien dice que ésta ya se podría haber extendido por el planeta vecino. De hecho, muchos expertos se dedican a discernir qué vida sería marciana y qué terrícola (inmigrada) en el hipotético caso de que se hallara.

Sea como fuere -y aunque, como dijo creo que Carl Sagan, a grandes verdades grandes demostraciones-, apuesto a que en Marte hay vida. Y vida no proveniente de la Tierra. Más que nada que donde hay agua hay vida. Y en Marte es casi seguro que hay de la primera. (Y ello sin discutir si hay actividad biológica de otro tipo; me refiero a una de tipo exótica; no debemos olvidar los organismos llamados extremófilos encontrados en la Tierra). También es probable que Titán -luna de Saturno- y Europa -de Júpiter- contengan océanos de agua en su interior y, por lo tanto, vida. Todo hipótesis, claro.

Cuando las tentativas de las Viking, se dijo que el método más riguroso para comprobar si hay vida en Marte sería excavando en su superficie. Precisamente, una pala mecánica de la Phoenix perforará hasta medio metro de profundidad. Aún y con eso, la mejor forma -apuntó Pascal Lee, que dirige un programa en una isla del ártico para observar cómo afectará el día a día a un astronauta de Marte- será traer muestras o trasladar cosmonautas, ya que aunque estos experimentos den de nuevo positivo, es posible que se pongan en tela de juicio, pues siempre existe alguna variable que se puede escapar.

A parte de la búsqueda de vida extraterrestre -noticia que abriría periódicos y telenoticiarios de todo el mundo, como es lógico-, con la exploración de Marte también se anhela una meta más pedestre: la del dinero. No en vano, oí una vez que la publicidad del primer viaje tripulado al planeta rojo sufragaría los costes de la odisea. Si nada lo impide, y la tecnología tarde o temprano superará todas las dificultades, el ser humano colonizará Marte en breve. (Dicho sea de paso, me gustaría ver llegar las primeras avanzadillas). Dudo mucho que se declare a Marte algo así como planeta virgen, a lo Antártida. Entre otras cosas, porque aunque el comercio al principio no saldrá a cuenta, las colonias humanas deberán explotar al máximo los recursos naturales que el planeta les prodigue.

PD: Es muy probable que al poco de arribar algunos decidan quedarse de forma permanente. De forma inevitable, en varias generaciones los humanos marcianos generarán mutaciones diferentes a las de los humanos terrícolas. Pronto (es un decir, no sé cuánto) la especies divergirán. Pensar, simplemente, que la fuerza de la gravedad de Marte difiere mucho de la de la Tierra. Y los organismos nos adaptamos a nuestro medio.

PDD: En las primeras fotos que la NASA ha divulgado después del descenso de la Phoenix parece como que la sonda se haya posado sobre lo que antaño fuera un lecho lacustre o marino.

sábado, mayo 24, 2008

¿Stop bullying? Prediquemos con el ejemplo

En el bullying, intervienen aparte del agresor y la víctima los comparsas, es decir, aquellos que no agraden pero que con su connivencia, silencio y abrigo al agresor facilitan que el maltrato continúe. En parte, lo hacen para no ser marginados del rebaño o víctimas del agresor. Desconocen que, en ocasiones, un pequeño gesto puede hacer que las cosas cambien. Desde una amonestación sencilla al acosador, como “eso que le haces a menganito no me gusta” (sopesando sus probabilidades de éxito) hasta la denuncia a un adulto (haciéndole entender que no es un chivato, si no que con su acción protege los derechos fundamentales de las personas). Los testigos del bullying acostumbran a justificarse a sí mismos con frases tales como “eso no va conmigo”. Nada más lejos de la realidad. Hay que informarles de que si insisten en su tolerancia corren el riesgo de convertirse en agresores: banalizan la violencia a fuerza de contemplarla y comprobar que nada le ocurre al agresor.

El miedo y la cobardía provocan estragos en todos los estratos sociales y a todos los niveles. Estamos hartos de ver por la tele y leer en la prensa conflictos aquí y acullá. De tantos que nos muestran nuestro cerebro se acostumbra. Devastaciones debido a la guerra, al hambre y la miseria son el pan nuestro de cada día, y aunque el mundo no sea como lo muestran los medios, esos conflictos existen y los medios, en ese sentido, no dejan de exponerlos y tratar de concienciarnos. Resignación. Eso es lo que hacemos. Justamente lo que hace la comparsa del agresor en el caso del bullying. Intentamos educar a los infantes y adolescentes en unos valores que el adulto no respeta. ¿Acaso ven a los adultos gritar por el dolor ajeno? ¿Acaso nos ponemos firmes? Como en muchos casos de bullying en los que la víctima acaba agrediendo a su verdugo, los pisoteados también un día explotarán y se rebelaran, si no lo han hecho ya.

viernes, mayo 23, 2008

Otros sentidos (PD de: El ateo)

Como anillo al dedo estos versos de Walt Whitman que acabo de leer en Canto de mí mismo (del poema 41):

"Magnificando y aplicando llego yo,
ofreciendo más, de salida, que los viejos buhoneros cautos,
tomando yo mismo las dimensiones excactas de Jehová,
litografiando a Cronos, a Zeus su hijo, y a Heracles su nieto,
comprando esbozos de Osiris, de Isis, de Baal, Brahma y Buda,
poniendo en mi carpeta a Manitú suelto, a Alá en una hoja, el crucifijo grabado,
con Odín y Mexitli, de rostro espantoso, yo todos los ídolos y todas las imágenes,
tomándolos a todos por lo que valen, ni un centavo más,
admitiendo que etuvieron vivos y cumplieron la tarea de sus días,
(trajeron gusanoa a pájaros implumes que ahora deben
salir del nido y volar y cantar por sí mismos),"

jueves, mayo 22, 2008

Humor y periodismo

¿Humor, periodismo o ambas cosas? Programas como Caiga quien caiga, ahora en La Sexta, o Polònia, en TV3, demuestran que hacen más la función de periodistas que no los programas convencionales, como los informativos. (Da vergüenza, por ejemplo, T5 o A3, cuyos noticiarios se rigen más por criterios de espectáculo que de información). Otras veces (no siempre), la prensa no hace más que de comparsa del poder establecido, cuando deberían hacer de contrapoder, de vigilantes y denunciantes. A lo mejor el glamour del poder hipnotiza a muchos periodistas. Y el político, que lo advierte, le ofrece migajas más gordas que a la plebe.

En CQC, los vídeos de Juanra sobre política son de lo más mordaz que he visto en tiempo en la tele. No tienen desperdicio las preguntas que hizo a Tony Blair, por ejemplo, en el capítulo de la semana pasada. Tampoco tuvo ayer desperdicio el trabajo de Estíbaliz Gabilondo sobre ¿la sequía? en Barcelona. Al loro con la indignación de la reportera ante el silencio del conseller de Medi ambient de la Generalitat, Francesc Baltasar, cuando le manifiesta la paradójica gestión que el gobierno está haciendo del agua.

De igual forma, Polònia debería poder verse en toda España, incluso en Europa y el mundo por las sátiras que hacen de Benedicto XVI. También Buenafuente hizo más, en este caso por Catalunya, que toda la propaganda del tripartit y CiU sobre el Estatut cuando éste se aprobó.

miércoles, mayo 21, 2008

El ateo

A Mónica Salomone por su artículo “¿Dios creó al hombre o el hombre creó a Dios?”, publicado en El País.

Como dice en el artículo Eloy Gómez Pellón, “la religión forma parte de la cultura de los seres humanos”. Se contradice, por tanto, con la afirmación de Carbonell, que asegura que la religión es producto de la selección natural. La religión no tiene que ver con la biología, al menos, no de forma tan directa, y por eso me alineo con la postura de Gómez Pellón.

Pero antes de continuar, objetaré que en el reportaje de ese periódico se confunda tan a la ligera religión con creencia en Dios. La religión, hasta el más devoto lo tiene que reconocer, es una construcción humana. Coincido, sin embargo, con Carbonell cuando explica la existencia de la religión: “(…)y empieza a preguntarse por qué es diferente de otros animales, qué pasa después de la muerte… Y no tiene respuestas empíricas. La religión vendría a tapar ese hueco”. Sólo que para mí ese argumento no explica en absoluto el nacimiento de la religión, sino de una espiritualidad íntima, núcleo que las religiones utilizan para su beneficio. La religión no es más que un mecanismo para controlar y construir sociedades y pueblos. La Biblia, en especial, el Antiguo Testamento, es un buen ejemplo.

Pero si lo que se discute en el artículo es la existencia de Dios… Dios es una distracción que nos impide ver otros caminos. Dios nació cuando el hombre dejó de ser sólo animal, es decir, apareció parejo a nuestra racionalidad. Hemos fabricado a Dios y otros dioses y espíritus para dar sentido a la existencia. Pero la existencia puede cobrar otros sentidos, naturalmente fabricados por nosotros, pero ahora basados en la experiencia.

PD: Por cierto de qué habla Barret cuando menciona “el fenómeno del ateísmo actual” que “es un fenómeno nuevo”. ¿Que ahora hay más o somos diferentes de los que hubo cuando el cristianismo no existía, cuando griegos y romanos se regían por otras deidades? No entiendo a qué se refiere.

PPD: Para informarse mejor: De mitos y cosmogonias, en el mismo diario.

lunes, mayo 19, 2008

La publicidad

Sin la publicidad el mundo tal y como lo conocemos no existiría. Vivimos en una sociedad basada en el consumo y en el miedo. (Por lo menos, la occidental. Lo que ocurre es que, como todos sabemos, el mundo poco a poco va semejándose a este Occidente, a modo de un espejo más nítido y pulido a medida que las bombas caen por tierras salvajes.) El consumo de hoy día, evidentemente, no es el necesario para subsistir, sino que va mucho más allá. Nos venden comodidad. Pero la mayoría de las veces lujo, cualidad que no sirve para nada, puro esnobismo. Nada, y, sin embargo, así se mueve el mundo, vendiendo nada.

Pero la publicidad abarca todos y cada uno de los productos a vender. También los de primera necesidad. Más importante que el producto es la publicidad, el darse a conocer entre miríadas de productos iguales o muy similares y cantidades ingentes de publicidad. Sin esta publicidad el sistema se hundiría de forma irremisible.

La publicidad la pagamos todos. Cuando compramos un periódico, por ejemplo, no sólo pagas sus contenidos, también la publicidad o la propaganda política que alberga, aunque ésta sirva para sufragar al medio.

La publicidad se paga en cualquier mercancía. La coca-cola (a la que acabo de hacerle publicidad gratis con sólo nombrarla) cuesta menos fabricarla que su publicidad. Seguro que gran porcentaje del coste se invierte en la publicidad.

Hay dos corrientes teóricas. En una se asegura que la publicidad no crea necesidades, sino que despierta deseos dormidos, podríamos decir, de las personas. Pero que jamás iría por delante de las necesidades del ser humano. En la otra, se asegura lo contrario, que nos crea necesidades. Sea como fuere, más bien parecen todas estas teorías justificaciones para unos profesionales cuya profesión, estiman, no acaba de tener buena prensa en todos los mortales, y eso que gracias a ella el mundo rula. Sin embargo, y entrando al trapo, cuesta creer que alguien tenga más necesidad de Coca-cola que de Pepsi. Y la prueba sería que si la primera dejase durante un año de hacer anuncios, y la segunda irrumpiese en la pequeña pantalla a saco en el mismo lapso, las ventas de la primera caerían en picado. Así que, como otras tantas cosas, lo que no aparece en los medios casi no existe, aunque exista de igual modo que todo lo demás.

Hablando de la pequeña pantalla, eso de pequeña es para esconder su poder, pues precisamente la TV no es más que una valla publicitaria metida en todas las casas del plantea. Sólo en España, en prime time, deben de haber (no lo sé) más de 20 millones de personas viendo anuncios sin parar. Aparato básico, pues, para sostener la sociedad de consumo, el actual sistema capitalista, vaya. Y si a ello sumamos la de radio, prensa, internet, videojuegos... la que hay en lavabos, carteles, etc., pues imagínense, gran parte de la vida comprende ver anuncios.

PD: O la Iglesia está en horas bajas o nos lo quiere hacer creer o quiere más dinero. O de todo un poco. Lo digo por el anuncio en el que pide sin ambages que marques la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta. Ecce Iglesia.

La Vanguardia hace el ridículo con Chikilicuatre

Que conste que estoy con Chikilicuatre, a pesar de lo cansino de verlo por todos lados. Ya agobia un poco. A ver si pasa ya Eurovisión. Pero lo ridículo fue el artículo que le dedicó ayer La Vanguardia. Dice mucho de ese periódico. Y poco bueno. Emulan al oportunismo típico de Antena 3, que cuando hay un estreno cinematrográfico -es el caso estos días de Indiana Jones- aprovecha el tirón publicitario que supone la promoción y emite los episodios anteriores. Por lo menos, esta cadena lo hace con la ficción, que rige por puras leyes de mercado, pero La Vanguardia lo hace con la información.

miércoles, mayo 14, 2008

La tierra en la que nací

Se llama Catalunya. Para unos, una comunidad autónoma, para otros, un país.
Se llama España. Para unos, un estado y una nación, para otros, un estado anacional integrado por un conglomerado de naciones, para los de más allá, un proyecto.

Para mí…

Jurídicamente, soy catalán y español. Pertenezco a un Estado llamado España, conformado por comunidades autónomas, que, nunca olvidarlo, son también Estado. Para unos, esta es la única realidad, lo único palpable. Por lo tanto, se es español y catalán, o viceversa. El viceversa y el porcentaje de pertenencia a una u otra realidad política ya depende de cuánto sentimiento se vierta en el parecer particular (si lo onsideramos en un principio sólo regido por leyes).

Sentimentalmente, no me siento catalán de pura cepa, como se sienten los nacidos aquí por los siglos de los siglos. Vamos, que no me siento de ese pueblo, de esa tribu. Entre otras cosas, porque no lo soy. Sus tradiciones no me son innatas, aunque sí muchas de ellas adquiridas (y a mucha honra), como pueda ser mi bilingüismo.

Siguiendo el hilo sentimental, a mi juicio mucho más palpable y a tener más en cuenta que el político o el jurídico, que considero para lo que nos concierne más abstracto, tampoco me siento español de pura cepa, como se sienten los nacidos aquí o allá (fuera o dentro de Catalunya) por los siglos de los siglos. Es decir, tampoco me siento del clan de los españoles. Y por lo mismo, por que no lo soy.

Existe una formidable confusión entre España y Castilla, la mayor parte de las veces intencionada, con ánimo homogeneizante, pero este no es un tema que aquí desee tratar.

En Catalunya, ¿conviven con esos dos sentimientos, el de ser catalán y español, un tercero? ¿Y un cuarto? ¿Y un quinto? Me temo que sí. Hay muchas naciones, muchas más que las reconocidas por unos y otros. Muchas aun que no tienen conciencia de sí mismas.

Hay quienes se sienten, como apunté al principio, catalanes y españoles. En este grupo se inscriben tanto los de raíces catalanes como los de españolas. Personas abiertas, diríamos. No objetan problema alguno. Se sienten, ya digo, españoles y catalanes sin problemas, herederos de una y otra cultura. Este sentimiento ambivalente hacia España y Catalunya proviene del hecho de no querer provocar disputa alguna en ninguno de los bandos.

De este grupo, surge un cuarto, el de los desarraigados. El de los que deciden que no se van a mentir a sí mismos. Aunque reconocen el influjo de ambas culturas, no se sienten de ningún pueblo, no saben dónde colocarse (no consideran a esa mezcla un pueblo, aunque lo sea). No hay bandera alguna bajo la cual agruparse. Unos la buscan, otros no. Unos no la buscan porque no les importa, otros porque dejó de importarles.

A raíz de aquí, otros más conciben que a lo sumo pertenecen a una cultura mediterránea, de Europa del sur, y al siglo XX y XXI, y dicen poco y a la vez demasiado (ciudadano del mundo, se denominan a veces). Otros lo reducen: soy de Barcelona y punto. Pero en ese punto converge lo anterior. ¿De dónde se siente un extranjero que lleva largo tiempo en su tierra de adopción?

De un apátrida (sin nación y con estado)

jueves, mayo 01, 2008

Bye bye Zaplana!

¡Qué bien! Tres hurras por la marcha del macarra mayor del reino. Zaplana abandona la política. Es una buena noticia. Sin embargo, no se va a recoger cartones, no. Ya tiene un puesto en Telefonica. Ni más ni menos que como representante de la compañía en la Unión Europea. Ahí es nada. Y me pregunto, ¿qué sabe hacer ese tipo, qué méritos ha hecho para ganarse ese cargo?
Favores y más favores. Como todos los de su calaña -políticos en general, y subrayo, en general- no ha necesitado enviar CVs, por supuesto.

Ha dicho a los medios que le han propuesto otras buenas ofertas, pero que esta era la más suculenta -pagada, entiendo, si hacemos caso a las declaraciones en las que decía querer ganar mucho dinero: en eso se fundamentaba su existencia.

Un consuelo para sus acérrimos seguidores (que haberlos...): no ha cerrado las puertas a un retorno futuro. La noticia tenía que ocultar su lado negativo. ¡Qué le vamos a hacer!