Marte interesa desde tiempos inmemoriales. Antes de que la humanidad conociera que entre este planeta y la Tierra existen ciertas similitudes, nuestros antepasados ya habían mostrado admiración por el astro. Quizás, por su movimiento retrógrado. Quizás por su color bermellón. Lo desconocido nos atrae y tendemos a explorarlo. Hoy día esta devoción no ha menguado, sino lo contrario. Más que nada -presumo- por las expectativas depositadas en la posibilidad de que Marte albergue vida.
Este extremo no es una idea peregrina. La sonda norteamericana Phoenix, que acaba de aterrizar en el planeta, busca vida primitiva. Y no es la primera. Hace unos 30 años, las también norteamericanas Viking I y II analizaron muestras de la superficie marciana para determinar si había vida. El resultado de los experimentos dio positivo. Sí, como lo leéis, po-si-ti-vo. Sin embargo, al poco, los científicos interpretaron que las pruebas no podían concluir la existencia de vida porque, sencillamente, habían estado mal diseñadas. Esos mismos resultados, argumentaron, podían obtenerse con muestras exentas de vida. Por lo tanto, estimaron prudente no precipitarse en la proclamación de que en Marte hubiera vida.
Como he dicho, la sonda Phoenix busca también vida. Esperemos que tres décadas y los fallos de diseño de las Viking hayan servido para algo. Que luego no nos vengan con “es que…” o “pero…” No obstante, peligros hay. Las naves que amartizaron hace años, sobre todo las rusas, se posaron sobre el planeta "contaminadas" con vida de la Tierra. Hay quien dice que ésta ya se podría haber extendido por el planeta vecino. De hecho, muchos expertos se dedican a discernir qué vida sería marciana y qué terrícola (inmigrada) en el hipotético caso de que se hallara.
Sea como fuere -y aunque, como dijo creo que Carl Sagan, a grandes verdades grandes demostraciones-, apuesto a que en Marte hay vida. Y vida no proveniente de la Tierra. Más que nada que donde hay agua hay vida. Y en Marte es casi seguro que hay de la primera. (Y ello sin discutir si hay actividad biológica de otro tipo; me refiero a una de tipo exótica; no debemos olvidar los organismos llamados extremófilos encontrados en la Tierra). También es probable que Titán -luna de Saturno- y Europa -de Júpiter- contengan océanos de agua en su interior y, por lo tanto, vida. Todo hipótesis, claro.
Cuando las tentativas de las Viking, se dijo que el método más riguroso para comprobar si hay vida en Marte sería excavando en su superficie. Precisamente, una pala mecánica de la Phoenix perforará hasta medio metro de profundidad. Aún y con eso, la mejor forma -apuntó Pascal Lee, que dirige un programa en una isla del ártico para observar cómo afectará el día a día a un astronauta de Marte- será traer muestras o trasladar cosmonautas, ya que aunque estos experimentos den de nuevo positivo, es posible que se pongan en tela de juicio, pues siempre existe alguna variable que se puede escapar.
A parte de la búsqueda de vida extraterrestre -noticia que abriría periódicos y telenoticiarios de todo el mundo, como es lógico-, con la exploración de Marte también se anhela una meta más pedestre: la del dinero. No en vano, oí una vez que la publicidad del primer viaje tripulado al planeta rojo sufragaría los costes de la odisea. Si nada lo impide, y la tecnología tarde o temprano superará todas las dificultades, el ser humano colonizará Marte en breve. (Dicho sea de paso, me gustaría ver llegar las primeras avanzadillas). Dudo mucho que se declare a Marte algo así como planeta virgen, a lo Antártida. Entre otras cosas, porque aunque el comercio al principio no saldrá a cuenta, las colonias humanas deberán explotar al máximo los recursos naturales que el planeta les prodigue.
PD: Es muy probable que al poco de arribar algunos decidan quedarse de forma permanente. De forma inevitable, en varias generaciones los humanos marcianos generarán mutaciones diferentes a las de los humanos terrícolas. Pronto (es un decir, no sé cuánto) la especies divergirán. Pensar, simplemente, que la fuerza de la gravedad de Marte difiere mucho de la de la Tierra. Y los organismos nos adaptamos a nuestro medio.
PDD: En las primeras fotos que la NASA ha divulgado después del descenso de la Phoenix parece como que la sonda se haya posado sobre lo que antaño fuera un lecho lacustre o marino.
Localitza dibuixos
Hace 1 año
No hay comentarios:
Publicar un comentario