viernes, febrero 17, 2006

La perfección de nuestro mundo

¿Quién es perfecto? ¿Qué es perfecto? Nadie ni nada lo son es la respuesta más común. Sin embargo, sostengo todo lo contrario. Todos y todo lo somos.

Cuando se responde lo primero, se ha de presuponer que existe una idea, una abstracción de perfección del objeto o del sujeto con la que se compara el cuerpo referido. Por ejemplo, si se dibuja un cuadrado, una persona bien puede objetar que tal figura geométrica no es un cuadrado, pues posee imperfecciones. Está en lo cierto, pero no se da cuenta de que el pretendido cuadrado no lo es, y que en propiedad debería llamarse de otro modo. Y ese otro modo es perfecto a sí mismo: es decir, no procede denominar cuadrado a una figura que no lo es, como no procede llamar gato a un perro. La definición de cuadrado como “figura formada por cuatro líneas de la misma longitud, que se cortan en ángulo recto”, no es más que una entelequia, un producto de nuestra razón que no existe a nuestro alrededor.

De igual forma, hablar o buscar el hombre o la mujer perfecto será una entelequia mientras concibamos que existe una definición razonada de ese ser, pero no la hay, pues todo ser humano es único. Todos tenemos nombre propio. Cuando un hombre busca a una mujer, o viceversa, con tales y cuales rasgos no hace más que intentar hallar a un individuo que se adecue a un ideal por él o ella imaginado. Con razón se llevará un chasco una y otra vez: todos somos perfectos.

Con total seguridad, la tan extendida y errónea concepción de la inexistencia de lo perfecto entre el mundo físico ha de provenir de ideas platónicas y/o cristianas, según las cuales nuestro mundo es imperfecto, pero existe otro perfecto. Vivimos en un mundo con amor, alegría, pero también con dolor y odio, es así, no hay otro mundo que nos deba importar o incomodar.

Claro, que de aquí se desprende una terrible conclusión. A saber: ¿debemos entonces continuar luchando por unos ideales cuando la realidad parece mostrarnos que lo que para unos es justo para otros será lo contrario? Si este combate nunca hubiera existido, instintos versus razón, la civilización nunca habría existido. Pero la razón, que siempre tiene muchas caras, también se pregunta: ¿Es que podemos llamar a la actual locura humana civilización? ¿Realmente se puede considerar progreso el paso de luchas tribales a las guerras tecnológicas, de guerrillas o al terrorismo?

Evidentemente, ha habido evolución social (depende en qué países), pero también involución en los modos de resolver problemas entre humanos y estancamiento en las maneras de explicarse el mundo. Todo depende desde qué área de la actividad humana contemplemos la historia del hombre.

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