martes, septiembre 23, 2008

Contra la mota de polvo

La historia es aquello que nos cuentan unas personas sobre el pasado. Nos relatan su punto de vista. Porque la Historia es un conjunto de hechos objetivos imposibles de tomar tal cual, sin subjetivarlos, al igual que sucede con nuestro presente (ahí tenemos como ejemplo la subjetividad de los medios de comunicación). En esta historia, además, no caben la mayoría de acontecimientos, que han jugado un papel clave en la formación del presente y a los que, sin embargo, se les atribuye un papel ínfimo, cuando no superfluo. Si algo hubiéramos modificado de nuestro pasado, por pequeño que fuera, desconocemos qué cambios habría en la actualidad, y si serían como los que ahora consideramos de calado, o bien como los mal llamados superfluos. Digo mal llamados superfluos porque, precisamente, éstos conforman las miríadas de variables no tomadas en consideración que han desembocado en nuestro presente (cada uno el suyo). Para explicar la Historia habría que vivirla de nuevo y para ello necesitaríamos infinidad de eones, pues tendríamos que sentirla desde los ojos de trillones de existencias pasadas. Y aún así…

Nadie puede asegurar que su existencia/paso sea una mota de polvo.

El humano, más que ser, pasa. Nuestras construcciones soportan mejor el paso del tiempo, aunque finalmente acaben pereciendo (sólo genes y especie ganan la partida a nuestras edificaciones físicas o intelectuales). Llegamos a la Historia, agitamos brazos y piernas, gritamos, acusamos, decimos: “¡Pardillos, así no!”. Total, la cagamos, como el que más, y nos marchamos, la nada nos llega a todos. Pese a todo, prefiero pasar como humano a ser pirámide. ¿Seguro?

domingo, septiembre 21, 2008

A mis descendientes

Pero no a mis descendientes inmediatos, sino a los que nacerán allá por el 3000, año arriba, año abajo. Os escribo desde las profundidades de este océano de aire por el que la humanidad ahora se arrastra. Si recibís la misiva, ¡hola a todos!, seres no humanos.

En este nuestro siglo lo que importa es el dinero y ser útil. ¿Que qué se entiende por ser útil? A la sociedad, se entiende (como decía Nietzsche). Tanto haces tanto vales. Si antes eras alguien por la cuna, ahora lo eres por lo que produces. Mejor si trabajas en una empresa de prestigio. Mejor si dices que procedes de Nueva York que no de Rabat. La marca manda.

La publicidad, que es el arte de finales del siglo XX y principios del XXI (aunque hoy día no se vea como tal), mantiene el sistema. ¡Oh, gracias señor, bueno señora! Sin ella, se derrumbaría. ¿Y qué nos esperaría? ¿La selva? Eso es lo que quieren que pensemos quienes detentan el poder desde la Revolución francesa, el empresariado. Lógico, no quieren perder el poder arrebatado a los de alto abolengo.

A nosotros -no sé a ustedes- que somos unos bichos que se arrastran por el barro, sin otra obligación biológica que comer, dormir, reír y sexar, nos imponen horarios, nos imponen leyes, ya morales ya éticas. ¡Pero si sólo queremos bailar! Deseo que su quiero se haya impuesto a su debo, y/o que éste sea su quiero. Que su quiero sea evolucionar.

jueves, septiembre 04, 2008

¿Por qué el ateo no se ha vuelto salvaje?

Si no hay sentido metafísico, ¿por qué el ateo contribuye al “bienestar social”? ¿Por la rectitud moral heredada de su antigua religión? Posiblemente. ¿Porque ha cambiado de valores? Pero, entonces, ¿cuáles son éstos? Por supuesto, vivir para mejorar la sociedad parece continuar siendo uno de ellos. De lo contrario, otro gallo cantaría. Pero ¿por qué desea contribuir al “bien” de la sociedad si no le reporta nada? ¿Busca reconocimiento y dinero para pasar de la mejor manera posible su estancia en el mundo? Posiblemente. ¿Por solidaridad? ¡Ja! ¿Porque aún no se ha desprendido de la sombra del cristianismo? Posiblemente. [Un cristiano esperaba su recompensa, su cielo, tras este valle de lágrimas. ¿Qué espera el ateo? ¿Se siente bien cuando hace lo que considera bien? ¿Tiene importancia sentirse bien? No tiene por qué. Porque siente como crece su orgullo cuando hace el supuesto bien, al saber que todos aplaudirían su acción; pero si comprende esto, podría acabar por sentirse mal. Su exreligión no le deja margen: forma parte de los cimientos de la personalidad y es difícil sustituir sus valores, manera y costumbres de la noche a la mañana. No debe ser “malo”, aunque sepa que no tiene más remedio ni importancia, que no le queda otra: cómo luchar contra la naturaleza si somos naturaleza] ¿Qué quiere un ateo de moral intachable si no va a ver el mundo que pueda imaginar, si esto es lo que anhela, si es la causa por la que no torna a la anarquía? Contribuir a su tendencia. Mutar el sentido metafísico por otro físico, biológico y/o social; en fin, pedestre, que no es poco. Nota: Hablo de ateo con rectitud moral porque el ateo práctico (como también la mayoría de cristianos) vive y punto. No tienen los problemas del ateo con rectitud moral. Y si los tienen les duran lo mismo que el pensamiento de tener que bajar a por el pan. Así ha de vivirse. Si uno y otro no actúan de modo salvaje es porque no les conviene: miedo a la cárcel, por ejemplo.