domingo, julio 20, 2008

Cuando apostaté

Hace unos años me di de baja de la Iglesia Católica. No fue por los continuos dislates que sus miembros de más alta alcurnia profieren en los medios, sino porque como hacía tiempo que había dejado de creer en lo que predican me pareció conveniente abandonar la tribu. Para apostatar necesitan, apuntan desde la cúpula eclesiástica, una copia de tu partida de bautismo, una fotocopia de DNI y una solicitud. Así lo hice. Al no tener la partida de bautismo, me dirigí a la parroquia donde fui bautizado a pedirla. Cuando el sacerdote de turno me inquirió por los motivos y averiguó la razón quiso retenerme en el rebaño. Pero le dije que no tenía ganas de discutir, que la decisión estaba tomada. Recuerdo que a partir de ese momento, el clérigo, sin prisa pero sin pausa y en absoluto silencio, copió a mano mi partida de bautismo y me la entregó. Le di las gracias y me pidió un favor. “¿Cuál?”, le pregunté. Que si podía rezar por mi alma, me contestó. “Usted es libre”, le repliqué. El hombre no renunció a usar la táctica del miedo para intentar revocar mi decisión. En vano. Envié la carta con la copia de la partida del sacramento, la fotocopia del documento de identidad y la solicitud en la que reclamaba que me dieran de baja a todos los efectos de la Iglesia Católica. Al cabo de un mes, día arriba, día abajo, el obispado de Barcelona me respondió con una escueta misiva en la que se me informaba que mis deseos se habían cumplido.

En la época en la que oficialicé mi apostasía estaba enfadado con la Iglesia. No concebía que hubiera personas que engañaran en tales cuestiones a sabiendas de que engañaban. Los veía muy malos, los mayores prevaricadores de occidente. Ahora, ha cambiado mi opinión, ya no me enfado tanto. No veo a todos sus dirigentes como unos gazmoños, aunque sí a muchos. Es que, ustedes me perdonaran, pero la bilis en las caras de Ratzinger y Rouco no tiene precio.

lunes, julio 14, 2008

A disgusto

Medio mundo se muere de hambre porque no tiene comida y el otro medio, por adelgazar
Pintada anónima en una calle de Barcelona


La llamada directiva de la vergüenza, la persecución de los "sin papeles" aquí, Torre Pacheco (Murcia), y en Italia, los que mueren en el mar y el océano -sí, entran más extranjeros por avión o tren, pero es en las pateras en las que mueren como churros-, las 65 horas de curro -otra directiva de la vergüenza-, Corbacho propone la prolongación de la vida laboral, la segregación de los niños inmigrantes en las escuelas catalanas -eso sí, los ricos no-, muros por doquier -Ceuta, Melilla, EUA-México, Israel-, el posible deshielo por vez primera del polo norte para este verano, la marginación de fuentes de energía que no contaminan y que harían las veces de los combustibles fósiles -sociedad de consumo: agotemos primero el mercado petrolífero; con impuestos de hasta el 90%-, la deforestación, la corrupción de las autoridades -políticos con sueldos de crisis-, invenciones variopintas como la Unión por el Mediterráneo que sólo generarán más gasto público para con los de siempre -se entiende: dietas de viajecitos para arriba y para abajo-, cae la ayuda al desarrollo mundial de la agricultura mientras el proteccionismo para este sector en Occidente ronda los 240.000 millones de euros, según Intermón Oxfam, el G8, en plena crisis alimentaria, se olvida de las ayudas que había prometido hace unos años -promesas, al fin y al cabo, no hechos- y de cancelar la deuda externa a los 18 países más pobres, conflictos palestinados -Palestina, Irak, Irán, Afganistán, Colombia, Líbano... Guantánamos, y los que ignoramos porque no interesan aquí-. Añadir más cada cual a su (dis)gusto.

Dieciséis horas tuvimos
que caminar, y todo
el tiempo estuvimos
maniatados.
Todos queríamos
vaciar la vejiga, pero
hasta ese derecho nos
negaron.
Extracto de un poema de Mohamed el-Ghrani, preso de Guantánamo.

Y pensar que el mundo es como es por Europa. Pero en fin, ¡vayámonos de vaciones que hay crisis!